La nueva cinta de Steven Spielberg tiene todo lo que un adepto a los efectos visuales y sonido podría desear, pero engloba la distopía de los tiempos actuales de tal forma que es, al igual que estos, una experiencia insulsa de nostalgia hueca donde lo importante es llenarte de información sin llegar a la esencia de lo que nos hace humanos. Este es el año 2018 y esta la película que merece.
Ready player one narra la historia de un mundo muy similar al actual, donde las personas viven en una fantasía virtual que no complementa sus vidas en el mundo real sino que las sustituye, para dejar de ser un entretenimiento a una obsesión, llámese facebook, twitter, instagram, snapchat, youtube, y un larguísimo etcétera. Sinembargo, como en el mundo real, la historia de Ernest Cline, autor del libro y del guión de esta cinta, no se centra en los prejuicios que esta adición acarrea fuera del juego, donde vemos que las personas se permiten vivir en cubículos apilados con tal de tener la ultima versión del traje de su personaje favorito o el arma más poderosa, nuevamente como habitante del mundo actual estos símiles con lo que vemos día a día son asombrosos, pero en lugar de establecer un guión donde los personajes tengan un viaje significativo que impacte en sus vidas de manera moral, Cline y Spielberg parecen mas centrados en atosigar la vista del espectador con tantos anuncios de referencias como sea posible.
Y es que la premisa de Ready player one es simple, el creador del mundo virtual Oasis, James Halliday ha muerto y dentro de su juego ha escondido tres llaves que darán el control completo de su creación, la cual es ahora el principal escenario de comercio y actividad humana en el mundo. Para lograr esto todo el planeta, o al menos espero que solo los que pueden entrar al juego, dedican sus vidas a conocer al detalles todas las referencias de la cultura pop a la que Halliday era adicto, lo que lleva a que pasen gran sino todo su tiempo inmersos en Oasis.
En este contexto el villano de la cinta Nolan Sorrento tiene el maléfico plan de apoderarse de las llaves para llenar el Oasis con publicidad, "Podemos llenar el 80% del campo visual del jugador" dice en algún momento, la ironía radica en que no me cuesta mucho imaginar a Spielberg y su equipo ideando el campo visual de esta cinta diciendo: "Podemos llenar el 90% del campo visual del espectador con referencias a cintas, videojuegos y personajes de los ochenta, noventa y dos mil", porque si algo ha elevado el interés del espectador que ha ido a ver Ready player one es la promesa de referencias hasta el hartazgo.
No es que estas no se puedan hacer, pero es su excesivo uso , como un elemento desconectado de la historia, lo que hace que no empaticen con el espectador mas allá de un "Allí he visto algo que conozco". El protagonista conocido en Oasis por el sobrenombre de Parzival y sus amigos se embarcan en la odisea de encontrar las llaves, en el camino Parzival, que ya es huérfano, queda más huérfano, y supuestamente aprende el valor de la amistad y vivir la realidad, que era lo que Halliday quería comunicar a cualquiera que quisiera ganar su búsqueda, haciendo que pase toda su vida dentro de un juego alejado de sus amistades y familiares.
Entonces es cuando Parzival firma unos papeles y luego se besa con su interés amoroso del cual se enamora de un instante a otro y a través de su avatar, diciendo que cerraron el Oasis los martes y jueves, y así acaba este gran arco argumental en la vida del protagonista, ya no es pobre, es rico, ya no esta solo, tiene novia. Pero esa soledad jamás es explorada, sin tiempo claro porque Ryu tiene que subirse al carro de Meteoro, y por tanto no es posible un clímax moral ni emocional.
Spielberg olvida nuevamente como contar una historia, siendo el maestro de hacerlo bien, pues creo que estos proyectos los hace para atraer a la audiencia a pasar un buen rato en el cine, eso puede que haga que vaya a ver la cinta estimado lector y hasta la disfrute, pero no le pida que sea una excelente película, pues es, como estos tiempos parecen confirmar, una experiencia vacía de distracción que hará que nos levantemos de la butaca sin nada que llevarnos mas que un frotamiento de ojos para volver al mundo real.