Pocas veces podrán ver una película tan perfecta como "El apartamento" de Billy Wilder, simple en su premisa como lo es la vida misma, compleja en su derivaciones como solo el arte imitando a la realidad lo puede ser. Y es que "El apartamento" es una de esas películas que te dan la sensación de no poder explicar el por qué es una obra maestra del arte, dado que el genio de la obra fluye con una naturalidad que no distrae, y a la vez te engancha a seguir viéndola, para dejarte finalmente con la seguridad de haber visto un "clásico" en toda su magnitud.
Mucho se ha hablado de esta película y tú, al igual que yo antes, probablemente leerás esto y la pondrás en tu lista de películas por ver, acumulando polvo en tu memoria, o simplemente no la verás por ser muy "antigua" o en "blanco y negro", pero si nada de eso te detiene, mírala y comprenderás el significado de la palabra "clásico" como algo atemporal, que bien podría verse hoy y tendría el mismo impacto que tuvo allá por 1960 cuando el genio de Wilder escogiera a Jack Lemon y Shirley Maclaine para protagonizar esta fabula sobre uno de los dilemas morales de los tiempos modernos: la elección entre el éxito y nuestra dignidad.
Disfrazada de comedia, "El apartamento" cuenta la historia de C.C. Baxter, un empleado más en un enorme edificio lleno de escritorios similares donde día a día asiste con la esperanza de ser tomado en cuenta para un "merecido" ascenso, pero como el resto de la película Baxter no es lo que parece, pues detrás su carácter cómico se oculta lo que vendrá a ser el meollo de la historia: Baxter presta su apartamento de soltero a sus superiores para que estos tengan encuentros con sus amantes, esperando así lo tengan en cuenta para una promoción de su puesto actual. Jack Lemon tiene en esta película una de las mejores actuaciones que se puedan encontrará en la historia del cine, comparable a las películas silentes de Keaton o Chaplin la corporalidad alegre con que imprime cada movimiento de su personaje es, junto con el brillante guión de Wilder, las anclas que convierten a "El apartamento" en un goce de humor.
Todo cambia para Baxter cuando conoce a la señorita Kubelik, interpretada por Shirley Maclaine, a quién no verá jamás más brillante y hermosa que esta cinta, refrescante actuación que bien podría haberle valido un Oscar, es el balance perfecto que pone de cabeza la perspectiva de Baxter, cuando empiece a sentir un cariño por ella, sabiendo que sufre dificultades amorosas y cuidando de ella en su apartamento, este se convierte de ser el lugar que Baxter usa para ganarse los favores de sus jefes, a ser un hogar donde él vuelve a sentirse humano y en compañía de alguien a quien quiere. Llegando a confesarle que por una decepción amorosa él estuvo a punto de suicidarse disparándose, pero errando el tiro.
Este tipo de dualidad entre lo onírico del celuloide y lo real del mundo moderno se toca una y otra vez en la película, que gracias a su brillante dialogo ha sido considerada por muchos como perfecta para ser representada en el teatro. Lo cierto es que Wilder tuvo también esta primera inclinación, pero hay que decir que "El apartamento" es el ejemplo perfecto de los recurso que el cine puede ofrecer como medio artístico, que otro medio no podría: desde los encuadres de las oficinas como postales que cubren al protagonista de la deshumanización de los empleados, hasta la capacidad de observar el espejo roto donde la señorita Kubelik todos los día se observa para "verse igual que como se siente", Wilder dirige con maestría durante toda la película los espacios y la narrativa visual de su obra.
Solo me queda decir que al verla no supe que pensar, me costo imaginar que una película como esta se hiciera en esos tiempos y tratase de temas tan crudos con tal franqueza y a la vez tal visión esperanzadora de nuestras mejores cualidades. Debo confesar que no he visto últimamente una película tan actual y moderna como "El apartamento", y que esto pasa mucho con el cine de Wilder, donde la inteligencia y la maestría no decepcionaran ni al más exigente.
Solo me queda decir que al verla no supe que pensar, me costo imaginar que una película como esta se hiciera en esos tiempos y tratase de temas tan crudos con tal franqueza y a la vez tal visión esperanzadora de nuestras mejores cualidades. Debo confesar que no he visto últimamente una película tan actual y moderna como "El apartamento", y que esto pasa mucho con el cine de Wilder, donde la inteligencia y la maestría no decepcionaran ni al más exigente.